El cobro en las entrevistas, parte del lado oscuro del periodismo
La entrevista es un género periodístico cuyos elementos principales son las preguntas, respuestas, opiniones e interpretaciones en las cuales se debe procurar discutir el fondo de un tema, dirimir conflictos, intentar buscar la verdad sobre un caso de interés público, lograr nuevas informaciones y proporcionar un análisis de profundidad sobre lo tratado.
Pero, su función
principal es obtener información sobre un determinado tema de interés, para
conocimiento del público, pero nunca debe ser un objetivo mercurial del
entrevistador.
Una práctica
pecaminosa que se ejerce durante un gran tiempo, y que desvirtúa y viola los
principios éticos del periodismo, es el cobro al entrevistado por el
entrevistador, ya sea éste periodista, se crea periodista, sea locutor o se
llame comunicador.
Ese cobro ilegítimo
se produce en ciertos periódicos, programas de radios y televisión de
diversión, farándulas, noticias, deportes, interactivos, y ahora en You Tube y
otras plataformas digitales.
Hay productores
que se jactan en decir, que ningún político, ni ningún otro personaje se sienta
en su espacio si no paga por la entrevista, lo que lo convierte en
prácticamente un inmoral.
Hay programas en
la República Dominicana, que los entrevistadores no son los que cobran, sino
los asistentes o productores del programa, incluso, hasta con el conocimiento y
la permisibilidad de los propietarios del medio, y otros ni siquiera les cobran, sino que mandan facturas
a las oficinas o casas de los entrevistados, sin que a éstos se les haya
comunicado que les iban a cobrar.
Sobre el particular,
elaboré un decálogo de principios el cual considero debería regir la relación
del entrevistador y el entrevistado, que expongo a continuación:
1.- Nunca se debe cobrar
por las entrevistas, por ser parte del lado oscuro del periodismo, y una
conducta antiética, inadmisible e inaceptable.
2.- No se puede pedir ni
directa, ni indirectamente al entrevistado, ni para sí, ni para terceros,
incluyendo familiares y amigos, dinero, publicidad, dádivas, regalos, casas,
empleos, favores y promesas, entre otras cosas, ni durante la entrevista, ni
después de ella.
3.- No se debe sugerir al
entrevistado hacerle la nota del programa y difundirla a cambio de un pago.
4.- No se deben aceptar
regalías, dinero u otros favores del entrevistado, aún sea por su iniciativa.
5.- Se debe entender que
el periodista que pide dinero por entrevistas o acepta que le regalen, pierde
credibilidad y será un tachable de por vida.
6.- El funcionario o
cualquier otra personalidad relevante que acepte pagar por ser entrevistado,
contribuye a la corrupción del periodismo.
7.- Por muy amigo o
seguidor del entrevistado, el entrevistador no debe prestarse a elogios,
halagos y exhaltaciones, ni por amiguismo, ni por dinero, sino hacerle con el
debido respeto, las preguntas que lo pongan a pensar, que puedan ser difíciles
y que le interesen a la gente.
8. Se debe entender que
los programas de entrevistas se deben costear con los aportes de los
anunciantes, o en última instancia, con los recursos del productor, pero nunca
con los del entrevistado.
9.- Por mucha precariedad
que el periodista tenga, sus principios éticos no deben ser quebrantados.
10. El periodista debe actuar simple con doble
honor, y ser como el pámpano de la vid, que produce buenos frutos, y no como el
tamo, que arrastra el viento.
Probablemente en todas
las generaciones han existido los inexcrupulosos, los sinvergüenzas y los
carentes de éticas, que les importa más el dinero, que la moral y la
reputación, pero, afortunadamente, también han existido los contrarios, los que
practican los nobles principios.
En esa dicotomía no nos
debe importar que en muchas ocasiones los inmorales lleguen más rápidos, sean
más famosos o más ricos, porque todo eso, conseguido de esa forma, lo debemos
tener como basuras, ya que el cobro por las entrevistas es y seguirá siendo
parte del lado oscuro del periodismo.
Pos data: El autor es periodista y abogado de la
República Dominicana y director del periódico digital: “libertaddeexpresión.net”.
Por
David R. Lorenzo


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